"Como no sabía que era imposible, lo hizo"

miércoles, 21 de abril de 2010

Me he dado un tiempo (pero hoy acaba)

Hace días que no escribo. Tampoco consigo leer devorando, me limito a leer sin más transcendencía, igual que la gente normal (supongo). No sé por qué, no sé el motivo de mi bloqueo, ni de mi "que más da", o "mejor mañana"... Creo que ahora todo lo de más es lo de menos.
Me pone nerviosa no poder hacer lo que más me tranquiliza, lo que más me relaja. ¿Dónde he dejado olvidada mi inspiración?

sábado, 17 de abril de 2010

Deja que me exprese

¿Sabes?Adiós es una palabra muy fea. Ésta combinación de cinco letras es letal. Y tú no lo ves... Tú crees que en esta vida todo son hasta luegos, que yo voy a estar a pesar de los pesares. Pero, ¿sabes? odio los comodines, los segundos platos, el conformismo.

miércoles, 14 de abril de 2010

...

¿por qué derrocho tanta sensibilidad? Me gustaría tener solo la imprescindible. Me cansa derrochar tanta.

lunes, 12 de abril de 2010

Mi yo


Tengo miedo de mí. Me asusta estar equivocándome de carrera, de futuro. Me da miedo echar de menos algo que algún día tuve. Me da miedo que una oportunidad pasé por delante mío, muy deprisa, tanto que no me dé cuenta. Me dan miedo los trenes que solo pasan una vez, porque yo, siempre que llego, llego tarde (a todo). Me da miedo que se acabe el tiempo. Me da miedo no perder nunca el peso de la vergüenza. Me da miedo asumir que estoy medio loca, que sueño demasiado. Me asusta pensar que hay gente con la que no me voy a volver a cruzar nunca más. Me da miedo perderte, pero me asusta más no encontrarte (nunca). Me da pánico quedarme en un intento de construcción.
Y ahora mismo estoy asustada de estar sintiendo este bloqueo

viernes, 9 de abril de 2010

Mi buzón


Me encanta abrir buzones, mejor dicho, me encanta abrir mi buzón. Siempre que llego a casa, la mayoría de las veces cargada, dejo todos los trastos en la escalera y suelto un suspiro. Queriendo decir: "Que pereza abrir el buzón". Pero es un falso supiro, para hacerme la interesante, porque me encanta. Me gusta ver que alguien se ha acordado de ti, que hay algo que se ha hecho exclusivamente para ti, me gusta ver mi nombre entero en un papel y que no lo haya escrito yo.


Cuando empecé a tener uso de razón le pedí a mi madre la llave del buzón. No tenía ninguna llave más, llevaba un montón de llaveros y la llave del buzón. Ella me la dio sin más, como si fuera un juguete, algo que si se perdía no pasaba nada. Para mi era importante. Lo abría cada día unas mil veces, antes de ir al colegio, al volver... Me encantaba encontrar algo, fuera lo que fuera. Aún me acuerdo de la primera carta para mí, esa ilusión al verla, las prisas por abrirla, por saber qué ponía. No entiendo como hay gente que no quiere ni propaganda. Yo sueño con tener una casa con un buzón como el de la foto. Y los sábados por la mañana levantarme pronto, comprar el diario, unas flores para el jarrón de la mesa de la cocina y cojer las cartas.

Y con el paso del tiempo sigo igual, abriendo el buzón.

jueves, 8 de abril de 2010

Lo que yo quiero

No quiero rosas rojas, aunque una amapola todo lo arregla.
Tampoco me engañes con un anillo de esos que yo adoro y tú odias.
No me vengas con un poema que yo sé que tú no (quieres) saber.
Tampoco no me sorprendas con una cena en un sitio de esos de cubiertos.
Te cuesta darte cuenta de que no me hace falta nada que no sea sonrisa.
Yo lo que quiero es que me vengas a buscar. Que me lleves que me traigas. Que me digas hasta luego Carla, con un beso de despedida. Porque al final lo importante es eso, que te vengan a buscar. Que después de salir de la universidad pensando que es un día más, sin sentido, aparezcas tú para recordarme que merece la pena. Ya me lo dijo mi madre un día, al final lo importante es que te vengana buscar a los sitios, sin tener que avisar(te).

martes, 6 de abril de 2010

Paradojas


Hay ratos que creo que estoy volando. Que puedo tocar las nubes, saltar por ellas, tocarlas, olerlas (a dulce de leche, os lo aseguro). Me encanta. Es tanto el nivel de éxtasis por el que paso que me permito el lujo (y el placer) de robar estrellas. Las colecciono, las coloco en la pared roja, al lado del corcho, donde guardo los recortes de mi vida.


Pero este estado se acaba (es lo que tienen las drogas duras). A veces solo me dura un instante, eso sí, lo suficientemente largo para luego anhelarlo cada rato. Los otros ratos estoy en un sitio que no reconozco, que no me gusta. No sé dónde quiero ir, ni dónde debo ir, ni si quiera con quién. Es algo raro, como si estuviera perdida en un océano, que tengo frío... Y sé que tengo que abrir los ojos mucho (aunque piquen), para poder ver todos los peces... Pero no me dejan, o no puedo, o no sé si es lo que quiero...