"Como no sabía que era imposible, lo hizo"

lunes, 23 de noviembre de 2009

El tuyo




Siempre he querido hacer un gran viaje. El viaje. Supongo que ya os imaginaréis de lo que hablo… del viaje de mi vida. No sé bien si quiero encontrarte, si quiero buscarte o prefiero perderte. No sé bien qué quiero descubrir, o mejor dicho, descubrir de mí. Supongo que quiero emprender el camino y para eso necesito la salida, la meta, el principio. Pero no tengo billetes, ni destino, ni acompañante –y tampoco sé si lo quiero-.

Llevo mucho tiempo pensando en cómo será, dónde iré y cuando llegará. Ya deben saber eso de que lo mejor del viaje es el antes y el después. Pues yo de momento estoy ocupada con el antes. Mi madre lleva tiempo observándome. A veces me mira como si estuviera loca, otras me mira apenada, como si se compareciera, me mira como si nunca fuéramos a separarnos más lejos de una hora. Sinceramente, no sé que me asusta más. Ella siempre dice que las cosas hay que trabajarlas, que no sirve eso de quedarse sentado esperando a que piquen a la puerta. Dice que nunca pica nadie. Aunque es muy joven es muy de refranes. Ayer me soltó: “Las cosas suceden cuando uno menos se lo espera”. ¿Y sabéis qué? Me he quedado con esto. Una vez más le voy hacer caso.

Así que hoy he ido a comprarme una maleta. Bastante grande, por qué nunca se sabe que puedes encontrarte. He metido ya algunas cosas. Un libro en blanco, para traerlo lleno. La cámara ya la meteré. También he puesto fotos, mi libro preferido y las cartas que me escribió mi mejor amiga cuando vivíamos en un mundo de princesas. La he guardado en el armario de mi hermano, mientras me prometía no pensar en todo esto hasta que tenga un billete (o quizás dos) en la mano.

martes, 3 de noviembre de 2009

Una cámara


Tenía entonces 13 años y ya me asombró. Me llené la agenda de fotos y lazos negros. Yo, con 13 años ya sabía que era una injusticia. Yo que era una niña lo sabía. Hoy lo he vuelto a revivir. En la facultad nos han pasado un documental de Couso de 25 minutos. Por primera vez todos estábamos callados, todos estábamos allí, con la carne de gallina y con el mismo odio por dentro.
Un 29 de Octubre del 2003 moría José Couso. Para muchos este hecho ya ha quedado en el olvido. Por suerte, todavía hay gente que lucha –y seguirá luchando- para que cosas tan injustas como estás no vuelvan a suceder y que se consiga hacer justicia. José Couso buscaba la verdad, la triste verdad –o lo que más se parece a ella en una guerra-. Ya existían muchas mentiras –demasiadas- y también mucha gente que tenía otra lucha, la de esconderlas .Fue un crimen, un crimen de guerra.

Han justificado que desde el hotel de periodistas –Palestina- dispararon -¿los periodistas?-, que a Couso lo dispararon por qué vieron a un periodista con unos prismáticos, que en la habitación de Couso había francotiradores…No había confusión, no podía existir confusión, los militares –los norteamericanos que Aznar tanto ha defendido- sabían que el hotel, que ese hotel era el de la prensa. Probablemente el error más grave que cometió Couso fue grabar, grabar algo que otros querían esconder, capturar las hostilidades –injustificadas, como todo en una guerra- que otros hacían. José Couso si que llevaba un arma, su cámara.

Quizás hoy ya es demasiado tarde pero conviene recordar. Conviene mirar atrás y recordar el papel de nuestro representante, de cómo Aznar defendió a Bush en todo momento en una guerra que solo quería él, de las armas que no habían, de los perdones que no llegaron…pero sobre todo recordar a Couso. Aquel hombre que antes de morir dijo ha sido el tanque, de aquél cámara que busco la verdad hasta el final, del hombre valiente que nos quería hacer llegar la verdad.